El espejo de
la abuela Inés
Estaba entrando en un lugar prohibido. Mi abuela me había dicho que cosas extrañas habían sucedido en es ático. En ese momento desabrí el porque de nunca haber podido.
Esa tarde estaba de camino a la casa
de mi abuela Inés. Estaba
muy feliz de haber organizado con ella de quedarme a domir, ya que mi vida era damasiado aburrida,
como para tener planes.
-¡Buenas tardes, Rebeca! ¿Como te fue?- dijo la abuela Inés.
-Mal como siempre.-dije
-¿Queres algo para comer-Pregunto
-No, solo quiero ir a descansar
Subí a la habitación de huéspedes.
Dormí un largo rato, me desperté y me di cuenta de que era de noche. Me levanté
para ir al baño y en la pelumbra me equivoqué de puerta. De repente, me
di cuenta de que había entrado al ático. Me di vuelta y la puerta se cerró.Mire
alrededor, me encontré con un resplandor celeste debajo de una manta. La quite
y descubrí un espejo. El espejo brillaba, lo toque con un dedo y parecía una
superficie de agua. Me metí dentro, y me encontré con
un mudo paralelo.
Descubrí que ese lugar ya lo
conocía, era el ático de mi abuela. Era un lugar mucho más luminoso y arreglado.
Salí de esa habitación y sentí un rico olor. Baje las escaleras y me dirigí hacia la cocina donde mi abuela mi abuela había cocinado una rica comida. La mire
lentamente, la abracé y me di cuenta de que era de tela. Era como una especie
de muñeca enorme. En ese lugar me sentía muy
feliz. Disfrute mucho de esa cena con mi abuela.
Desde ese momento regresaba todas
las noche, hasta que un dio me di cuenta de que algo extraño ocurría. Cada noche, cuando me iba a dormir , oía rudos
dentro de una caja ubicada del lado derecho de mi cama.
Cada día que
iba, mi abuela estaba más deteriorada. Le
preguntaba que le sucedía y me decía que no pasaba nada.
Una noche, ya cansada, de oír ruidos, decidí abrir la caja. Dentro había una
luz cegadora. Luego, la luz fue dividiéndose en tres. Las luces se convirtieron en
tres chicos de mi mima edad. Eran fantasmas. Me
preguntaron mi nombre.
-Rebaca- conteste.
-Rebeca-repitió uno
de ellos. Tienes que huir ya mismo de aquí.
-¿Por qué?- pregunté- Estoy más que
bien aquí.
- ¿Has notado que tu
"abuela" está debilitándose? Bueno,
es porque se alimenta de niños. Nosotros somos unos de los que ella se
alimento. Y luego seguirás tu si no te vas.
No podía procesar lo que me decían. Necesitaba marcharme, en ese mismo momento.
Cuando estaba por pasar el espejo, apareció mi
falsa abuela. Estaba diferente, mucho más desecha,
-¿A donde vas, mi niña?-preguntó con
voz cruel.
- A donde tú nunca puedas
encontrarme.
Cuando estaba por irme, me sujetó de
la mano. Luché con todas mis fuerzas hasta que pude librearme.
Aparecí nuevamente
en mi cama. Estaba en la habitación de huéspedes. Era como
si nada de eso hubiera sucedido...